Blue Morning 2

Opinión:

En este segundo tomo de "Blue morning" ya se puede hablar de una relación entre Akihito y Katsuragi, aunque esta esté lejos de ser romántica. Sigue habiendo alguna que otra escena de sexo no explícita (con mucho zoom y bocadillos de suspiros) y ya con consentimiento, aunque lejos de estar los dos en un plano de igualdad.

Pero lo más interesante son las escenas fuera del dormitorio y las expresiones dibujadas en sus rostros cuando hablan. El mayordomo empieza a mostrar grietas en su fachada, ya no parece tan frío y tiene sus momentos de vulnerabilidad, pero cuando está con Akihito sigue manteniendo las distancias y teniendo mucho poder sobre el vizconde, que está obsesionado y hará cualquier cosa por él. No obstante, también en Akihito se aprecia una evolución y se le nota algo más maduro, aunque no debemos olvidar que es un adolescente todavía.

El contexto en el que se mueven se va volviendo más complejo. Hay varias subtramas relacionadas con movimientos de poder entre nobles y personajes que tienen su propia agenda, además de que empiezan a salir a la luz algunos secretos jugosos que nos ayudan a comprender algo mejor a Katsuragi.

Es también muy interesante ver cómo se desenvuelven en ese ambiente opresivo de la nobleza en el Japón de la restauración Meiji a principios del siglo XX. En un momento de cambio, donde el vasallaje está extinto pero sigue habiendo lazos fuertes entre familias, chocan las mentalidades tradicional y moderna y surgen rivalidades intensas. Además, hay un conflicto porque la nobleza no ha sabido conservar sus fortunas y a nivel económico algunas familias pasan situaciones complicadas. En este entorno, las intrigas y las maniobras para hacerse con el poder están garantizadas, y los personajes están en el centro de ese meollo.

En definitiva, la trama romántica empieza a avanzar muy lentamente, pero lo que te mantiene enganchado es, sobre todo, las intrigas de la nobleza. Es inevitable querer saber si lograrán que Akihito ascienda en el poder y cómo evolucionará su relación.

Déborah F. Muñoz